Estado actual de las disfunciones sexuales femeninas:
Uno de los problemas de salud más frecuente en los seres humanos, es la disfunción sexual, sin embargo no se le ha dado la importancia que requiere, ya que no genera rubros adicionales para la inversión en salud, por desconocimiento de las implicaciones en la calidad de vida de las personas. Probablemente por la misma razón no existen estudios de disfunciones sexuales en grandes poblaciones sino, muestras representativas de algunos países, entre ellos el realizado por Laumann y colaboradores en Estados Unidos en 1992, en 1410 hombres y 1749 mujeres de 18 a 59 años1 el cual reportó una frecuencia de disfunciones en 43% de las mujeres y en 38% de los hombres de igual edad. Berman y Goldstein, del Centro Médico Universitario de Boston, Massachusetts, basados en la Encuesta Nacional de salud y vida social, en 1999, encontraron que entre 1749 mujeres, el 43% tenía algún tipo de disfunción sexual, y que según el censo de población, 9.7 millones de mujeres entre los 50 y 74 años de edad, presentan varias disfunciones, calificando la situación como un problema grave de la calidad de vida en las mujeres.
En la Universidad de Boston, Irwin Goldstein, profesor de Urología, y padre de la Viagra, junto con otros profesionales, buscan conseguir la mejor de las metodologías científicas y farmacológicas que exploren los problemas sexuales y ayuden a buscar soluciones para ellos; en el mismo grupo, Jennifer Berman2, investiga en voluntarias sanas, los cambios fisiológicos que provoca la excitación sexual.
Goldstein lideró en Boston en 1999, una actividad con asistencia de 450 especialistas, entre sexólogos, psicólogos urólogos, ginecólogos, médicos de familia, psiquia tras, neurólogos y sociólogos, para discutir y conocer los trabajos e interrogantes alrededor de las disfunciones sexuales en las mujeres.
Feministas de prestigio en EEUU, publicaron en los Angeles Times y en el Boston Globe, artículos muy duros denunciando que lo que Goldstein y los laboratorios que lo apoyan quieren hacer, es "medicalizar la sexualidad de las mujeres", ya que cualquier medicamento que trate adecuadamente las disfunciones, será un hito para la industria farmacéutica; además anotaron que en su grupo de trabajo, faltan la antropología médica, la historia de la medicina y los estudios étnicos, que apoyen a los médicos. En el mismo evento, John Bancroft, director del Instituto Kinsey para la investigación del sexo y la reproducción, en la Universidad de Indiana, llamó la atención sobre la necesidad de entender las formas de vivir hombres y mujeres su sexualidad, como un elemento básico de todas las investigaciones.
sabemos que las características aprendidas por un buen número de mujeres, las ha llevado a tolerar o aceptar determinadas condiciones, que limitan su gratificación personal, bien sea por dificultades propias, por las de su compañero sexual, por la relación misma de pareja, o por su propia naturaleza, pues las dificultades sexuales de las mujeres, no están centradas, como pasa en los varones, en la fisiología y, consecuentemente, en los problemas del tejido eréctil o del orgasmo; las mujeres pretenden disfrutar del sexo de una manera diferente y buscan mejorar aspectos subjetivos de la relación sexual y no sólo la fisiología de la misma. Es por eso que muchas mujeres que se quejan de falta de respuesta genital de sus compañeros, lo hacen además de la ausencia de pasión, de amor, de romance y en general, de placer sensual y ninguna de estas condiciones, se obtiene con medicamentos.
En el laboratorio, que dirige la doctora Jennifer Berman, se trabaja con casos de realidad virtual y un video de gran calidad que induce un estímulo sexual y sus reacciones, entre las cuales, se miden las de la vagina y el clítoris de las participantes, con una especie de pene que contiene un eco-doppler, para detectar los cambios vasculares en el clítoris, comprobando hasta dónde la excitación sexual eleva el flujo de este órgano tan sensible de las mujeres. Un cuestionario adicional, permite reducir la subjetividad de la valoración clínica. Su estudio en 60 mujeres que se quejaban de alteración de la función sexual, mostró incrementos significativos en la respuesta a la excitación en todas las mujeres, y en especial una respuesta en menor grado en las mayores de 55 años, que no recibían terapia de reemplazo hormonal, entre las investigadas, 67% tenía pobre respuesta excitatoria, 92% trastornos del orgasmo y 67% dolor con la actividad sexual. Por lo que concluyen que aún faltan herramientas diagnósticas adecuadas y objetivas para la medición de las disfunciones en las mujeres.
viernes, 24 de abril de 2009
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